jueves, 21 de julio de 2011

PESADILLA EMANCIPADORA


Caracas, Diciembre 1991



Por: Enrique Ojeda.


El está allí, donde tú sabes, meditando sobre sus años extraviados desde tiempos remotos, perdidos en algún lugar que aún no recuerda. Siento mucha pena por el. Lo he visto por la endija de la puerta entreabierta llorar desconsoladamente, no come desde que se enteró de la muerte de los jóvenes acribillados en la reciente manifestación por los lados de Caricuao.


¡Pobre hombre!, creo que lo hemos perdido, está enloqueciendo poco a poco, ¡si lo vieras!, discrepa del sistema, te imaginas eso. Ayer, se le ocurrió salir de su obligado encierro y deambuló largo trecho y con el rostroo fruncido, maldijo a gritos a los dueños del país, no se les salvó nadie. Los llamó irresponsables, hipócritas, vendidos y como si fuera poco los acusó de asesinos del pueblo y barahundas del país. Si te cuento, al terminar sus improperios, guardó un tenebroso silencio y con la mirada muy fija en que lugar, agregó pausadamente: Por mi ignorancia he perdido mis años mozos al servicio de una élite podrida y que tarde me he dado cuenta lo insignificante que son todos: pero se acabó, ya he despertados idiotas,. . .no mas servilismo ciego, no mas mentiras, no mas hambres. Saben aquí, en estas aceradas manos los tengo a todos sin excepción: Sus nombres, direcciones, familiares; sus cómplices íntimos, sus empresas y sus mugrientas fortunas, ninguna referencia ha escapado a mi ágil pluma y reflexiva memoria. Mi pueblo renacerá y florecerá sobre sólidos cimientos, la sangre de ayer y hoy derramada será el fertilizante nutricional que desde ahora en adelante nutrirá las nuevas voves que rugirán con furia para regir el destino de este humillado país.


Sabes viejo, me impresionó tanto que sentí como mis venas se hinchaban por el torrente hiviente de mis venas. Sentí mucha rabia al escuchar tanta verdad y recordar que cada cinco años vienen a nosotros con sacos repletos de mentiras y luego jamás los vemos de nuevo frente a nosotros, sino, tú sabes cuando. Oye, fue tan impresionante todo cuanto dijo que hasta me imaginé portando un fusil para el asalto final hacia nuestra verdadera emancipación: Social, Política, Económica y de respeto mutuo. ¿Que extraño?, aún hoy al contártelo todo me siento agitado y sudoroso tan igual al día que desperté en medio de la noche, luchando con esta pesadilla que acabo de contarte.


. . ."Madre, no es la sombra del camino lo que me aturde, . . .es el silencio de los míos cuando paso". Enrique ojeda.